INFARTO AGUDO DEL MIOCARDIO
El infarto de miocardio se reconoce por la aparición brusca de los síntomas característicos: dolor intenso en el pecho, en la zona precordial (donde la corbata), sensación de malestar general, mareo, náuseas y sudoración. El dolor puede extenderse al brazo izquierdo, a la mandíbula, al hombro, a la espalda o al cuello.
Se debe acudir inmediatamente al médico, si se tiene un dolor extraño en el pecho (más intenso que el de una angina típica) que dura 5 minutos o más.
Con un electrocardiograma se demuestran alteraciones evolutivas típicas, y con analítica se valora la elevación de los niveles en sangre de las enzimas cardíacas. Se debe realizar también una radiografía de tórax para ver si el corazón esta agrandado o si hay líquido en los pulmones.
EPIDEMIOLOGIA
En la casuística el hábito de fumar (74,6 %) y la hipertensión arterial (70,1 %) fueron los factores de riesgo predominantes.
El dolor precordial prevaleció como forma clínica de presentación (93 para 69,4 %), seguido de la insuficiencia cardiaca congestiva (17 para 12,7 %). Al relacionarlo con el estado al egreso se observó que 85,8 % y 66,7 % de los afectados con choque cardiogénico y edema agudo del pulmón egresaron fallecidos (tabla 1).
TRATAMIENTO
Dieta
El paciente debe recibir una dieta baja en grasas saturadas y colesterol. Se debe restringir el aporte sódico de la dieta a los pacientes hipertensos o afectos de insuficiencia cardiaca. Los pacientes diabéticos deben recibir una dieta apropiada para diabético1,2. En diversos estudios se ha relacionado la hiperglucemia al ingreso con un incremento de la mortalidad en pacientes diabéticos que presentan IAMCEST, por lo que parece razonable mantener concentraciones de glucemia en valores normales3,4. Aunque se había apuntado a que un tratamiento estricto inicial con perfusión de insulina, seguido de dosis múltiples de insulina, reducía la mortalidad, en el estudio DIGAMI-2 se observó que, mientras se mantuviera un correcto control de las glucemias, la mortalidad no difería entre los distintos grupos de tratamiento5. Se ha indicado mantener una concentración de glucemia de 90-140 mg/dl y evitar valores < 80-90 mg/dl, ya que la hipoglucemia también conlleva un peor pronóstico6,7.
Oxigenoterapia
En los pacientes que presenten dificultad respiratoria, signos de insuficiencia cardiaca (IC) o saturación de oxígeno < 90%, se debe aportar oxígeno a 2-4 l/min. Se ha indicado la oxigenoterapia a todo paciente con SCACEST durante las primeras 6 h1,2.
Nitratos
No está justificado el uso sistemático de nitratos en pacientes con IAMCEST8,9. Se administrará nitroglicerina sublingual o intravenosa como tratamiento del dolor de origen isquémico, y está claramente indicada la administración de nitroglicerina intravenosa como vasodilatador en pacientes con hipertensión arterial o IC. No se deberá administrar si la presión arterial sistólica es < 90 mmHg, o si el paciente se presenta con bradicardia (frecuencia cardiaca < 50 lat/min) o taquicardia (> 100 lat/min)1,2.
Analgesia
El tratamiento del dolor es de gran importancia, tanto para el confort del paciente como para paliar el efecto de la activación simpática secundaria al dolor, que causa vasoconstricción e incrementa el trabajo cardiaco1,10. El analgésico de elección es el cloruro mórfico intravenoso; se empieza con 4-8 mg, con dosis adicionales de 2 mg a intervalos de 5-15 min hasta la desaparición del dolor1. La morfina puede producir náuseas y vómitos que, normalmente, ceden tras administrar antieméticos (metoclopramida 5-10 mg intravenosa), hipotensión arterial con bradicardia, que suele responder a atropina 0,5-1 mg intravenosa, hasta un total de 2 mg, y depresión respiratoria. Si a pesar de la morfina el paciente continúa ansioso, considerar la administración de tratamiento ansiolítico.
Antiinflamatorios no esteroideos
No se debe administrar antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para el tratamiento del dolor, y se debe suspender aquellos que el paciente esté tomando previamente, ya que en algunos estudios se ha observado aumento de la mortalidad, incremento del riesgo de reinfarto, hipertensión arterial, IC y rotura cardiaca, en relación con el uso de dichos fármacos.
HISTORIA CLINICA
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