ARTRITIS REUMATOIDE
Es una enfermedad autoinmune
crónica caracterizada por una inflamación de las articulaciones, aunque también
puede afectar a otros órganos. Si no se trata de forma correcta, puede deparar
una incapacidad laboral permanente, una importante pérdida de la calidad de
vida y un acortamiento medio de la supervivencia de unos cinco años. Es una
enfermedad degenerativa, no tiene cura.
La enfermedad comienza de forma
lenta e insidiosa con manifestaciones generales que presentan otras
enfermedades, como la fiebre o la astenia.
EPIDEMILOGIA
AR no es una enfermedad con causas
y manifestaciones siempre claras y definidas, a menudo los reumatólogos deben
establecer lo que se conoce como «diagnóstico diferencial», es decir, tienen
que asegurarse de que las manifestaciones del paciente no sean provocadas por
otras enfermedades que cursan con artritis o inflamacion de las articulaciones.
TRATAMIENTO
No existe cura para la artritis reumatoide. Sin embargo, según descubrimientos recientes, es más probable que haya una remisión de los síntomas cuando el tratamiento se inicia precozmente e incluye medicamentos fuertes conocidos como «fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad».
Medicamentos
El tipo de medicamentos que te recomiende el médico depende de la gravedad de tus síntomas y del tiempo que has tenido artritis reumatoide.
- Medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE). Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) pueden aliviar el dolor y reducir la inflamación. Entre los AINE de venta libre, se incluyen el ibuprofeno (Advil, Motrin IB) y el naproxeno sódico (Aleve). Los AINE más fuertes se venden con receta. Los efectos secundarios que pueden manifestarse son zumbido en los oídos, irritación estomacal, problemas cardíacos, y daños hepáticos y renales.
- Esteroides. Los corticoesteroides, como la prednisona, reducen la inflamación y el dolor y retrasan el daño articular. Entre sus efectos secundarios, pueden mencionarse adelgazamiento de los huesos, aumento de peso y diabetes. A menudo, los médicos indican corticoesteroides para aliviar síntomas agudos, con el fin de disminuir la dosis gradualmente.
- Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad. Estos fármacos pueden retrasar la evolución de la artritis reumatoide y evitar que las articulaciones y demás tejidos sufran daños permanentes. Entre los más comunes, se incluyen el metotrexato (Trexall, Otrexup, Rasuvo), la leflunomida (Arava), la hidroxicloroquina (Plaquenil) y la sulfasalazina (Azulfidine).Los efectos secundarios varían, pero pueden incluir daño hepático, supresión de médula ósea e infecciones pulmonares graves.
- Agentes biológicos. También conocidos como «modificadores de la respuesta biológica», esta clase más nueva de fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad incluyen abatacept (Orencia), adalimumab (Humira), anakinra (Kineret), certolizumab (Cimzia), etanercept (Enbrel), golimumab (Simponi), infliximab (Remicade), rituximab (Rituxan), tocilizumab (Actemra) y tofacitinib (Xeljanz).Estos fármacos pueden dirigirse a partes del sistema inmunitario que desencadenan inflamación, la cual provoca daños en los tejidos y en las articulaciones. También aumentan el riesgo de infecciones.Los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad biológicos en general son más eficaces cuando se los combina con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad no biológicos, como el metotrexato.
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